Ambiente, territorio y pueblos

La apropiación del territorio ha sido historicamente la causa y el resultado de controversias, luchas y guerras en la humanidad. El concepto de propiedad de la tierra, icono del ambiente si los hay, ha sido y es discutido actualmente como un derecho de algunos por sobre el derecho de otros.
Esa apropiación ha venido ocurriendo en nuestro continente desde que desembarcaron en él los conquistadores
Hoy con  200 años de vida nuestro país alberga comunidades aborígenes que, despojadas de sus antiguos territorios, ven peligrar su supervivencia sumergidas en la pobreza y la desintegración cultural y ambiental
El territorio en que solían vivir ha sido apropiado y transformado por otras culturas y otros intereses. La madre naturaleza, la hermana tierra, el padre sol, ya no son respetados por los nuevos ocupantes. El bosque desaparece bajo la potencia de cadenas y topadoras y se transforma en espejitos de colores que proponen oro verde y tierra muerta.

Despojados de sus tierras algunos se acercan a las ciudades, son nuevos inmigrantes y esperan ser tratados como se ha tratado a otros en otros tiempos, aquellos otros inmigrantes con extraños nombres difíciles de pronunciar que lucían rubias cabelleras y que con aires de corona destruían el bosque para llevarse el tanino sobre durmientes de quebracho y sudor indígena y criollo. Esas ciudades no les dan espacio y en suburbios que emergen sobre rellenos de basura intentan vivir como allá en su tierra .... y son desalojados una y otra vez tantas como sea necesario para que se adapten al sistema propuesto por una sociedad que olvida ser descendiente de los barcos...

El territorio es el que fusiona a la geografía con los habitantes que en él moran y con las relaciones que vinculan a los habitantes entre sí y con esa geografía, por esa razón, entre otras, es siempre tan fuerte el apego al “terruño”, ya que no constituye solo un concepto espacial, es también una construcción social que lleva implícitos la historia de esas relaciones y el destino de quienes allí habitan.
Cuando el deterioro ambiental del territorio comienza a minimizar las posibilidades de desarrollo de las comunidades que lo habitan aparecen conflictos hacia adentro y hacia fuera del territorio involucrando finalmente a toda una región.

La apropiación del territorio, una constante en América Latina y en nuestro país genera crisis sociales y ambientales que derivan en la infelicidad de los pueblos, esto no trae otra cosa que nuevas crisis y mayor deterioro ambiental, en una nefasta espiral en la que se tolera la injusticia de la inequidad y el despojo.

En la actualidad, ya casi nadie niega la importancia de la cuestión ambiental y que su presencia en las discusiones políticas y económicas del mundo es cada vez más fuerte.
Siempre ha habido una relación entre guerra y medio ambiente. Hace 5.000 años, durante los primeros conflictos entre ciudades de la Mesopotamia, se demolían los diques para inundar las tierras enemigas.

Los conflictos entre países, naciones, estados responden casi inexorablemente a la disputa por el poder de control de los recursos, por la apropiación, explotación, y dominio de los mismos, sean estos naturales , económicos y hasta humanos si se acepta la, por lo menos discutible, definición de recursos que sustenta la Real Academia Española “son el conjunto de elementos disponibles para resolver una necesidad o llevar a cabo una empresa, e incluya en la misma categoría a los recursos naturales, hidráulicos, forestales, económicos y humanos

Si nos referimos a los recursos naturales el control sobre los mismos implica la posibilidad cierta de su explotación, fuente a su vez de mayor poder tanto económico como estratégico pero también de conflictos, y como se sabe solo detentando poder se puede desatar, sostener y salir victorioso de un conflicto.

En el caso de nuestros bosques que desaparecen frente a los monocultivos de soja que destruyen el suelo a partir de la aplicación de las tecnologías que ofrece una ciencia subordinada al poder, se perfila una espiral nefasta que se inicia con la apropiación de la tierra, continúa con la generación de conflictos sociales, y con la necesidad de aspirar a poseer nuevos recursos para compensar la pérdida de su propio valor y la escasa “rentabilidad” que se obtiene luego de su degradación , esto parecería no tener fin .

Visto así podría pensarse en una espiral lineal que conlleva a una destrucción total del ser humano en el planeta, o en una espiral espiralada en expansión múltiple lo que nos dejaría sin ninguna alternativa ya que un conflicto lleva a otro u otros y demanda como los antiguos dioses, más víctimas, más recursos.

Una buena manera de conmemorar el Bicentenario sería desarticular esa espiral replanteándonos el concepto de la propiedad sobre los recursos naturales, preguntándonos por ejemplo a quién estaríamos dispuestos de otorgarle la propiedad del recurso aire, y en esa misma línea pensar si lo que respondemos inmediatamente con respecto al aire no es lo que deberíamos aceptar con respecto al suelo y al agua. Somos parte de la naturaleza, no somos los dueños
.

Ing. Agr. Liliana Russo